Como oficina dedicada el diseño de arquitectura hemos ido aprendiendo con los años la forma en que la sociedad te acepta, por decirlo de un modo simplista, como un actor relevante en el contexto empresarial. En Monterrey los despachos de arquitectura tienen el reto de sobresalir para llegar a mejores clientes, y por ende proyectos de mayor impacto en la ciudad. En el caso de DEALGROUP esa ha sido la ruta de crecimiento que hemos seguido por seis años ya. Sin embargo, recientemente nos encontramos con una invitación a nuestro primer concurso arquitectónico, y a partir de ese hecho es que creí necesario escribir un artículo sobre esa experiencia y lo que representa en nuestro camino de formación como empresa dedicada al diseño arquitectónico.
Para empezar, uno de los principales retos que encontré en este esquema de trabajo es que se necesita organizar la oficina para sacar la chamba del día a día y generar espacio suficiente para el concurso. Es muy complicado cuando no tienes buena organización o quieres resolverlo todo tú mismo que esto suceda. Para hacerlo bien, en DEALGROUP aprovechamos las ventajas del sistema BIM. Generamos un modelo central colaborativo donde comenzamos con el trazo del polígono y la modelación del contexto urbano. A partir de ese modelo BIM compartido es que varios arquitectos podemos generar diagramas, secciones y plantas diagramales a nuestro tiempo, no siempre el mismo de todos, y generar material para ir avanzando en la etapa de análisis del concurso. Esto es muy importante y sobre todo con la condición de que lo hicimos en el esquema de home-office por efectos de la pandemia actual.
Una vez superada la fase de análisis pasamos a la lista de entregables. Un buen documento RFP (Request for Proporsal) debe de definirle al despacho la cantidad de documentos y especificación de los mismos que se esperan de parte de quien convoca. Esto es clave para que el despacho no genere material extra, que pueda sabotear la entrega, por ser hiper-productivos. Lo que recomiendo es generar una ruta crítica de los materiales que deben de entregarse, y cuando digo entrega es desde la entrega interna. El equipo de trabajo debe de tener claro que es necesario y cuando. Por ejemplo, un render de interior no tiene caso hacerlo en la semana uno de trabajo. Si no esta resuelta la fachada, ese render podría no ser fiel al proyecto final.
Ahora, pareciera no importar, pero el momento de la presentación lo es todo. Es crucial que quien presente la propuesta tenga el conocimiento de tablas, dibujos y referencias que serán la base para la ronda de preguntas y respuesta de parte del cliente. Para eso no hay perfección anticipada o remedio infalible. El ensayo a conciencia, el repaso días antes, es indispensable para un buen performance ante la audiencia. De lo que pude constatar importan mucho: el volumen de la voz (modulación dependiendo la emoción del momento), comunicación visual (ojos al frente, nada de mirada perdida o sólo al proyector), look (básico, llegar bañado, peinado y vestido como nuestra mejor versión) y puntual. En los primeros sesenta segundos podría decir que se define la percepción de quien se presenta en una especia de radiografía instantánea, como aroma caliente antes de degustar un delicioso plato.
En dicho concurso no ganamos el proyecto, pero sinceramente creo que ha sido uno de los momentos más productivos de la oficina. Generamos en un plazo de cuatro semanas diagramas, plantas, secciones, renders y hasta un video que les presumo (¡cómo no!) al final de este texto. Si eres un estudiante de arquitectura aún te recomiendo ampliamente participar en concursos lo antes posible, y hacerlo de la manera más organizada y junto a personas que admires. El talento individual no siempre gana a la disciplina de un grupo de personas apasionadas.
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